26 feb 2010

Tiembla, la tierra



El asfalto se agrieta bajo nuestros pies
Caen las torres sobre la carne
Ella quiere salir
con un ronroneo escala Richter

Vuestra sonrisa prepotente
es ahora de pánico hilarante
Los ojos muy abiertos
tiemblan en las órbitas.

Y algunos disfrutamos
en la desbandada a ciegas
oyendo entre gimoteos
que "ha llegado el juicio final"

Abrázanos, Devastación
Tú traerás la verdad
Y tu azote nos dará la razón

Tiempo atrás



Pasaba por esta ciudad,
le conocí, no fue casualidad.
Palabras de fuego que sembraron acción.
hechos e intenciones nos legó

Tiempo atrás

El diablo rojo no muestra su mal.
Te informas bien antes de confiar
La institución que administra el mal
falsedad disfrazada en cada verdad
Cuando el desengaño se torne real
Tu propio compromiso
es el único que te quedará.

Tiempo atrás

Predicaba arriesgar
Y una crítica hasta el final
pero siempre avanzar
sin quedarse sentado en la relatividad

Escrutando la realidad
objetivos que atacar
estrategia social y militar.
Lucidez y honestidad

Tiempo atrás

Pasaba por esta ciudad,
le conocí no fue casualidad.
Palabras de fuego
que sembraron acción.
Ideas claras, en evolución
ilusión contra frustacion
Ilusion contra frustración
Ilusión contra frustracion

20 feb 2010

LA PUTA CREW

Joder , ultimos coletazos de aquellos buenos tiempos en los que ya todo había empezado a cambiar y ya se olía a que la cosa iva a ir a menos. Ultimos espasmos de la vida. Los que seguimos aprendemos de lo que vimos. Los que se quedaron, los que se olvidaron... serán recordados porque siempre fue así. Hasta que muera el último de nosotros. SOMOS LA CREW DE NUESTRA ESCENA. AUNQUE A VECES NO LO CREAS,NOSOTROS NOS FORJAMOS,SOMOS NUESTRA ESENCIA.

15 feb 2010

DOSIS DE LECCIÓN DIDÁCTICA


Se acercaba la fatídica hora de ir a casa, a dónde iba a ir si no. Era inevitable enfrentarse a ello. Cada paso hacia la puerta de casa se hacía más difícil que el anterior. Iba como un fantasma mirando al suelo, sin oír ni sentir el suelo. Sólo miedo. Sabía que se iba a encontrar con su padre y que ya se habría enterado. Los acontecimientos de después iban a ser bastante predecibles. Sería cuestión de aguantar la riña de dialéctica aplastante e incontestable. Adoptar una actitud completamente sumisa y esperar el principio de los golpes para cubrirse. Aunque cubrirse tampoco servía de mucho, porque en algún momento habría que bajar los brazos, y el principio y el final de la bronca era decisión del padre. Las bofetadas irían todas a la cara, eran como rayos de luz que cruzan la vista. Una sensación que se hacía familiar. La cara tensa y enrojecida del padre, aquellas manos enormes y duras, y las lágrimas corriendo por unas mejillas ardiendo que palpitaban al ritmo en que el corazón bombea la sangre. Bueno, en el fondo unas bofetadas se podían aguantar. Peor era para su hermano mayor cuando la cosa iba con él. El problema es que usaba gafas y, en el momento más crítico de la bronca, cuando sabía que se acercaba la hora de las bofetadas, el padre le mandaba quitar las gafas. Él se quejaba inútilmente y después, con gran valor, se quitaba las gafas para recibir su dosis de lección didáctica.
Lo que era más jodido era estar castigado un tiempo, porque el castigo no consistiría en algo concreto. Sería un estado de excepción DE DURACION E INTENSIDAD INDEFINIDA en el que los padres, dominadores, puedan decidir en cada momento lo que ellos consideraban como castigo, induciendo en su hijo la sensación de impotencia, abatimiento, incomprensión e indefensión. La sensación que no conseguían que tuviera casi nunca con estos métodos era la de culpabilidad. Él no se sentía culpable, sí, había desobedecido, pero no consideraba que hubiera hecho nada malo excepto desobedecer. Y si existía cierta culpabilidad era eclipsada por la sensación de haber recibido un castigo desproporcionado. En cada ocasión similar guardaba un trocito de rencor y autocompasión, que se iba disolviendo (aparentemente) con el tiempo.
Él se preguntaba: “¿a qué edad dejará de pegarme?, dentro de dos años, cuando tenga 15 no creo que tenga los huevos de seguir pegándome. Qué cabrón”.

9 feb 2010

Fú fú, plas

fú fú, plas.
-Oye, cuidao con la tocha
-Que síii
fú fú, plas plas
-Ostiá cómo la ví
-Cerca eh? venga vá, que tengo cuidao.
fu fú, fú
-Oye, que toy afogao.
-Venga vamos pa casa
-Echamos un pitú?
-Tú haz lo que quieras
-Ta buena fulanita eh
-Si si si...

8 feb 2010

El tercer tiempo

Y llega el equipo de rugby al local. Juegan su tercer tiempo: beber unas cervezas todos reunidos después del partido. Son rudos, fuertes, imponen; pero lo mejor es su sentido del compañerismo en la barra como en el campo. Esa disciplina de quien comparte lucha por el triunfo, sudor en equipo, nervios, acción, valor… , vamos, lo que se debe sentir cuando entrenas en un equipo y disfrutas de la sensación de espartano hacia la batalla. O algo. Esa sensación no tiene precio. Por eso entiendo que en tiempos de guerra e ideales, la gente acudiera al frente e hiciera historia. Satisfacer instinto de macho guerrero. Algo que innegablemente te hace sentir realizado si lo practicas.
Cuerpos bellos, fortalezas humanas. Platón era un braco enamorado de las enseñanzas de su maestro. Amaba a Sócrates como yo amo a aquel compañero de piso que hizo de amigo-hermano mayor y de quien siempre aprendía algo cada día que pasaba con él. Platón y yo le echamos de menos.
El papel de hermano pequeño es algo de lo que puedo decir que disfruté, algo que marca tu manera de ser. Es lo bueno de convivir con alguien que vive un paso por delante de ti en experiencia. Tener hermanos mayores es una ventaja que te da la vida.
El papel de hermano mayor está cargado de responsabilidad, asumiéndola con los años. Por mucho que odies a tu hermano pequeño degollarías con tus propias manos a quien le hiciera daño.
Brindo con ellos como si yo también fuera del equipo. Por lo menos juego en el tercer tiempo. Eso no tiene precio.

Yors

Soy mierda, deseo mierda,
Mójame en mierda,
que SEPO mejor y es mi salsa.
Hay follón fuera del local. Tenemos que estar atentos porque nos cierran el chiringuito a la mínima. Si alguien pone una denuncia y acusa al local de ser lugar de actividades ilícitas, va a ser difícil de convencer al juez de que el local no está abierto al público y es algo privado.
El Yors, qué pasado está. No puede evitar armar jaleo allá a donde vaya. Él tiene sus ideales, su equipo de fútbol: su moral: ser fiel al barrio; su rutina: emborracharse. Pero este tipo vale más que toda esa gente que va de joven, moralista y ante todo de normal. La moral Normalista. O el Normalismo Moral.
Yors no entiende de razonamientos elaborados, ni de vagas teorizaciones sobre algunos temas. Pero sus comentarios, borrachos y vehementes sobre el fútbol o sobre la vida del barrio, demuestran proporcional sinceridad acorde con su experiencia, que no es poca. Todo lo que le habrá tocado vivir y toda la droga que se habrá metido precisamente para olvidarlo y pasarlo bien.