12 abr 2010

Cuando se cae un mito


Alguien en quien tú tenías plena confianza te falla gravemente. Como abogado del diablo tratas de ponerte en su lugar y buscas la justificación a sus actos; no la encuentras. Barajas la posibilidad de un razonamiento erróneo o no malintecionado. Pero o no tiene lógica, o no eres capaz de verla. Tratas de asimilar que esa persona no es quien tú creías; que nunca lo fue. Por un momento le das el beneficio de la duda y repasas los últimos hechos, las últimas causas. Te han vendido. Has estado engañado todo este tiempo; es increíble. La sorpresa y el desconcierto van dando paso al dolor. Un dolor parecido a cuando recibes un golpe en los testículos: el dolor del impacto en esa zona es como en cualquier otra, pero posteriormente se extiende y crece en intensidad hasta que te supera y empiezas a marearte. Y te queda un larguísimo rato para que pase. Años.

11 abr 2010

Motivos para estar por ahí hasta las 7 a.m.

Una te gusta y además te hace caso. Ya no sólo te gusta. Ahora además piensas en ella. No todo el rato, pero ahora que estás solo te viene a la mente como si te persiguiera. Tratas de olvidarte y pasarlo bien. Ya no eres nuevo en esto. Pero ella también frecuenta tus bares y no te queda más remedio que verla y reconocer que el mayor factor de los que te hacen salir es topársela. Te acercas, le hablas, se ríe, notas cierta condescendencia en su actitud. Pero eres tan torpe que no te das cuenta hasta tarde de que ella está tan deseosa de conocerte como tú a ella. Piensas que si no existiera el sexo no tendrías este problema. Pero sabes en el fondo que eso es una tontería. Y que tu mente y tus entrañas te piden que sea tuya. Apoderarse de su cuerpo, cómo no. Pero sobretodo apoderarse de su mente, y bailar con ella en el descubrimiento mutuo. Y después viene algo más que ya no me acuerdo...