Mierda, la misma gente (buena gente, buenos amigos) a las 9 de la mañana y todos con esa cara de zomby insatisfech@ donde casi todos creen que quieren follar pero en realidad lo que quieren es cariño. Todos con miedo de acercarse a esa/e que le gusta en el momento pero con la veguenza del rechazo. Y siempre regado de un alcoholismo extremo. No digo que sea algo horrible ni triste. Es la realidad asquerosa de la pequeña ciudad. Normal que la peña se quiera marchar. Aunque creo que cambiar de lugar no es solución inequívoca. Es desplazarte a otra situación muy parecida en la que tú sigues siendo el/la mismo pero en otro escenario. Supongo que a veces sirve. Me imagino a la gente insatisfecha que vive en un pueblo mucho más pequeño y no quiere/puede/se atreve a marchar. Eso si que tiene que ser frustrante.
Otro día hablaremos del amor. De la mierda que es el amor. La infelicidad y la insatisfacción. Somos cangrejos jadeantes viviendo al segundo en busca de una culminación vital que no depende de lo justo ni de ninguna lógica. Estamos en una habitación de locos dandonos de cabezazos. Y quizá lo único bueno es encontrar la puerta a la terraza para poder echar un pito acompañad@ sin pretensiones y con la aliviadora posibilidad de tirarse balcón abajo.
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