30 oct 2010

Srta. Jane

Cuando eras para mí.Cuando ese rosto, en medio del divertimento de adolescente, me buscaba. Cuando estabas en medio del jolgorio, rodeada de chicos, de amigas, de fiesta. Pero me buscabas aunque yo estuviera un poco ajeno, socializando con aquél o aquella marginad@ con quien únicamente me entendía de toda la fiesta. Codiciada por todos pero sólo te entregabas a mí. Al macarra, a la oveja negra a quien todos sonreían y se apresuraban en saludarme para sentirse por un momento cercanos a los plebeyos. Eras la más guapa y la más popular, y estabas conmigo. Aquella época fue demasiado para mí. Y para aquél portero en "La Gruta" aquella nochevieja. Tú llevabas unas horas ahí en el fiestón al que yo ni quería ni podía entrar, con ese vestido dorado que caía demoledor sobre tu cuerpo bajo una banda negra. Y tranquilamente, a mi bola, llegué a las puertas del limbo VIP. De la que salías a recibirme, el portero,creyéndose Dios entre tanta joven fémina de colegio privado, te dijo que en cada entrada y salida que hicieras deberías pagar con dos besos. Y así hiciste, le besaste, saliste, cogiste de la mano a tu hombre, ataviado con una cazadora vaquera roída con simbología punk y rebelde,y te volviste, guiándome adentro pasando aquel control con los dos besos. El portero guaperas se quedó un poco confundido al verme entrar donde sólo se podía hacer con estricta etiqueta. Y le brindé una sonrisa al pasar, la del más poderoso del universo. Porque iba de la mano de la Diosa, "a la que querías impresionar, gilipollas, pero tiene novio". Y más cosas que pasaron aquel día. Amor tan verdadero como el adolescente, el primero, el mejor. Lo guardo como lo más puro. Lo más inocente y rebelde que sentí en mi vida. Cuando estuve más vivo.
Y otras doscientas situaciones parecidas contigo de las que me acuerdo con enorme nitidez y dudo que tú lo hagas. Pero ya sé que, como a tu mamá, te pone triste recordar el pasado.
Cómo quieres que lo olvide,compañera? Si lo fuiste todo para mí. Aquello que me dabas... era TODO.
Miro aquel pasado con una sonrisa. Me hiciste sentir feliz.

Gracias por ser parte de lo que soy ahora.

21 oct 2010

Chocolate espeso



Llevábamos ya un rato con los cafés terminados, pero daba pereza salir a la calle con el frío que hacía. Félix, aburrido, en su clásica postura de dejadez, no apartaba la mirada de la taza vacía. Hasta que entraron tres universitarias a buscar refugio en una mesa cercana a nosotros dándole vidilla al ambiente. Todas las miradas apuntaban a las hembras pendientes del momento en que se deshicieran de sus ropajes de abrigo. Unos, francotiradores, escrutábamos con disimulo por encima del periódico, y otros, como si no fueran conscientes de su falta de superpoder de invisibilidad, levantaban la cara con gesto bobo y ridículo para observar con impunidad ahí donde quisieran. Caras enrojecidas, gorros de lana, bufanda, abrigos, guantes, jerseys cortos ceñidos, escotes, faldas, medias, carne… inundando el local a perfume y haciendo explosionar varias cargas de testosterona por toda la cafetería.
Felix cambió enseguida su postura jorobada disimulando un estiramiento instintivo y se irguió adoptando apariencia robusta. A Sonia le hizo gracia el gesto y le dijo -¿Qué, sacando pecho delante de las chavalitas eh? – A lo que Félix, en voz baja y sin dudarlo respondió – Hombre, claro. Ellas, para querer aparearse conmigo, han de creer que soy fuerte y capaz de defender a sus crías.- Yo me desternillaba en la silla y Sonia reía medio indignada – Tú eres la Virgen. Quien te oyera…
-Ya empezamos… Pero es lo que hay! Es la puta verdad, el sexo es instinto y obedece a movidas bajas… osea… de lo más bajo del pensamiento del hombre, ¿no lo entiendes?
-Ya, pero no es así del todo. Tú no puedes ir por ahí diciendo eso a una chavala.
-Ya, ya lo sé que no puedo ir preguntando “¿oye, puedo eyacular en tu interior?” pero es que con vosotras hay que hacer un baile nupcial, o de cortejo, o… bueno, eso que hacen los cangrejos y todos los animales.
-Ja j aja, ¿pero qué dices?
-Nada, déjalo, que me pongo de mala ostia. Porque cuando hablo de esto nadie quiere entender lo evidente y al final quedo yo de salido o depravado. Aquí uno no puede ser sincero…

14 oct 2010

Pericardio


Después de todo lo vivido contigo, después de quererte, de sentirme querido, de traicionarte, de sentirme traicionado. Reúno fuerzas para cerrar tu entrada al pericardio. Y lo hago, pero no por mucho tiempo. Apareces con una sonrisa de como si nada hubera pasado. De no acordarse de nada. Los enfados, para tí, simplemente pasan. Vienen y van. Mas que perdonarse se olvidan. Y ahí estoy yo de nuevo dejando que atravieses mi pericardio, pero lo haces como con indiferencia, como quien juega a romper pompas de jabón en un parque. Como el operario que le mete una barra de metro por el culo a los cadáveres (o todavía no)de cerdo colgando en cadena en un matadero. Entras y sales como el niño que entra correteando en la casa del vecino anciano a jugar, un anciano que ya no tiene familia, y le ofrece caramelos e historias.

13 oct 2010

El paria sonríe


Él, unos cuarenta años, mucho más alto que ella, tez enrojecida y pelo claro. Se agachaba para besarla mientras esperaban en el paso de cebra. Los brazos le colgaban de una manera grotesca, también le colgaba de su mochila de vagabundo ese paraguas negro que siempre llebaba. Ella, con su feo abrigo pálido de plumas, su pelo corto y gafas redondas, símplemente alzaba la cara y le respondía al beso. Un beso largo y estático. Debajo del mostacho de él se intuía estarían rebozándose las lenguas.
Cuando se terminó separaron las caras levemente y él, rodeándola con un brazo pero aún agachado en la misma postura, la sonreía de una manera que yo jamás hubiera podido imaginar en aquel rostro. Sobretodo después de verle infinidad de veces vagando solo por la estación de autobús y buscando colillas en las papeleras durante por lo menos los últimos dos años. No se decían nada. Él tenía pinta de ser de fuera, del norte de europa. Una sonrisa de pura felicidad.

10 oct 2010

Bailan las palabras, cuando el ánimo está por la labor. Tengo que burlar a mi conciencia para poneros la buena cara que os merecéis.

5 oct 2010

Último salto


Aquella niña, con los ojos cerrados, embebida en la música que escuchaba por los auriculares, se meneaba y entrecantaba, feliz y relajada, haciendo silbar las eses. No era consciente de lo que ocurría a apenas 10 mentros de ella.
O sea que aquel era el momento que tantas veces me quitó el sueño. El momento en el que se supone que hay que tener pánico. Pero yo en el fondo, no sabía bien qué sentir. Durante toda mi vida fue un pensamiento que abordaba no pocas veces mi cabeza. Mi manera de encarar la idea de mi muerte ha pasado varios procesos. Con mi educación cristiana pasé un tiempo de mi juventud con todo bien atado respecto a esa idea. A cambio, claro está de la sensación de que Un Ojo siempre te vigilaba desde el cielo.
Poco a poco esa idea escapaba de mí. No tardé en romper, más que con la idea de Dios, con la idea de vivir la vida con un palito metido en el culo. Y creer, si creo en algo, en el Hombre.
Pero la cuestión es que yo no sabía cómo sentirme, creo que justo en ese momento uno ya no puede engañarse a sí mismo. En esos instantes está tu conciencia y tú. Tu carácter y tú. Y tranquilamente me dije –Joder, no hay cosa peor que estár todo el día rayao con la muerte de los cojones, ya viví lo mío. Venga a tomar por culo, Plus Ultra.
Y creo que fue ese carácter el que me hizo apretar el acelerador y decir:
-A tomar por culo, os venís conmigo.

El salto debió ser grandioso.