8 feb 2010

El tercer tiempo

Y llega el equipo de rugby al local. Juegan su tercer tiempo: beber unas cervezas todos reunidos después del partido. Son rudos, fuertes, imponen; pero lo mejor es su sentido del compañerismo en la barra como en el campo. Esa disciplina de quien comparte lucha por el triunfo, sudor en equipo, nervios, acción, valor… , vamos, lo que se debe sentir cuando entrenas en un equipo y disfrutas de la sensación de espartano hacia la batalla. O algo. Esa sensación no tiene precio. Por eso entiendo que en tiempos de guerra e ideales, la gente acudiera al frente e hiciera historia. Satisfacer instinto de macho guerrero. Algo que innegablemente te hace sentir realizado si lo practicas.
Cuerpos bellos, fortalezas humanas. Platón era un braco enamorado de las enseñanzas de su maestro. Amaba a Sócrates como yo amo a aquel compañero de piso que hizo de amigo-hermano mayor y de quien siempre aprendía algo cada día que pasaba con él. Platón y yo le echamos de menos.
El papel de hermano pequeño es algo de lo que puedo decir que disfruté, algo que marca tu manera de ser. Es lo bueno de convivir con alguien que vive un paso por delante de ti en experiencia. Tener hermanos mayores es una ventaja que te da la vida.
El papel de hermano mayor está cargado de responsabilidad, asumiéndola con los años. Por mucho que odies a tu hermano pequeño degollarías con tus propias manos a quien le hiciera daño.
Brindo con ellos como si yo también fuera del equipo. Por lo menos juego en el tercer tiempo. Eso no tiene precio.

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