25 may 2012

El pequeño Lisiado



El pequeño lisiado yace en su cuna.  Se suceden las caras que se inclinan para que se aprecien las arrugas y los pegotes de carmín y pote. Pellizcos y muecas que chillan.  El pequeño lisiado ya reconoce a varios de estos personajes. Y sólo uno le agrada. Unos ojos con una piel suave. Ojos con esa nariz grande y bonita. Ojos con una boca limpia y carnosa. Ojos con una voz aguda y dulce, musical. El pequeño lisiado espera siempre que sea esa cara la que se acerque. Es la única que no chilla y pellizca. Y cuando aparece se pone muy atento, expectante a las carantoñas que tienen ya el éxito asegurado. No quiere recordar otras caras que no sean esa. Es su favorita. La ama. Es lo único que tiene.
Quizá algún día el pequeño lisiado entienda que esos ojos no van a estar ahí siempre. Ese día el pequeño lisiado morirá un poco para dar paso a otra cosa cada vez más triste.