31 dic 2011

Líquido negro


Una mierda pinchada en un palo. Un yonki tosiendo en su típica esquina. Un vale de descuento de entrada a un fashion-pub que una niña te ofreció sin mirar detenidamente tus pintas de “no cash-person”. Cosas que no le importan a nadie.  Como toda esa energía que pierdes a lo largo del día en pensar en sexo, en sentimientos o en violencia.
Estoy seguro de que hay algún líquido negruzco que una glándula maligna libera en alguna cavidad cerebral que te hace sentir esta mierda. Ese líquido se llama soledad. El exceso de él viene condicionado por la falta de conformismo y el abuso de la Búsqueda.  Merece la pena mantener una actitud recta y justa? Porqué no abandonarse a la ropita de aparentar dinero, el cacharro, el coche y la conversación facilona?
Yo no soy capaz. Si pudiera me hacía socio del Oviedo y me pillaba un forito financiado. Pero no puedo. Os odio. Ya no a esas jóvenes Venus que nos inundan de sangre las cámaras cavernosas del pene. Si no a esas  hembras que irradian carisma, personalidad, y unos ojos que te dicen que te estás perdiendo algo  en esta vida que no deberías perderte. Esas máquinas que prueban entre varios individuos-macho  para escoger al que más pueda ofrecerles.
Cuando pensamos en aquel bonito amor de antaño nos suelen venir a la cabeza imágenes de de aquella relación. Muchas situaciones que recuerdas. Pero cuando te vienes abajo es cuando te vienen imágenes de esos polvos metafísicos y notas cómo duele ese vacío entre las costillas. A una altura entre el esternón y la barriga.
Para qué cojones hemos nacido si no es para comer y follar? Para relacionarnos y reproducirnos? Para compartir genes y perpetuarlos? Para intercambiar pequeñas identidades culturales y dejar en herencia lo que surja de ello? Eso dice la Naturaleza. Nosotros decimos que no. Que podemos elegir. Nos lo dijo la tele hace tiempo. Que hay medias naranjas, héroes y princesas  y demás tonterías culturales.
Tú podrás elegir lo que quieras, pero vas a seguir siendo un pajillero y un frustrao mientras seas así de feo y así de romántico. Espabila pagafantas. Que la putas son caras. Los amigos folladores no se quedan impotentes y el alcohol no soluciona el problema de la cobardía.
Que todas son una putas? –Lo que tú digas. Pero si sigues así, sin quererte a ti mismo no vas a poder escapar de ese líquido negro.

8 dic 2011

Tengo Miedo


Cova, vieja amiga. Sé que alguna vez te hablé de Ella. O de la que en aquel momento fuera Ella. No sé dónde cojones andas  ahora. Creo que me dijiste que te ibas a algún sitio muy lejos a estudiar o hacer vida…  Creo que para el norte europeo. No suelo recordarte mucho, pero hace un par de años, la última vez que te ví, creo,  conseguiste que unas palabras de enfado me retumben sarcásticas en la cabeza. “Hulle, hulle como haces siempre! Escapa, que eso se te da muy bien.” Me lo dijiste porque me conocías. Te conté mis temores y te hablé de Ella. Pues sí, cuando no puedo con la situación escapo. Y no pocas veces me pasa.
Viene en puentes. A veces me parece que es un maléfico ser que me sublima con esas miradas fugaces. Se ríe de mí el Maligno, que me manda a una mensajera que me haría tirarme por la ventana si me lo pidiera. Qué hay que hacer para no rendirse a esa sonrisa? me arrancaría cualquier cosa por volverla a ver esbozar. Dios! Dímelo!
Escapo. Sin salir de Oviedo. Flipa. Quién no escapa cuando tiene miedo? Quién no se arrepintió de haber escapado? Qué sensación! la de estar en ese odioso calor hogareño en vez de disfrutar del salto arriesgado… En el fondo no me puedo engañar: No escapo, hullo de ti porque me das miedo.
Sólo espero acumular hasta que la cosa desborde y entonces cambiar. Quizá es la única manera de espolearme que entiendo, el desgaste. Ya me funcionó alguna vez, en serio. Igual es una cualidad superpoder que tengo ahí latente. Y confío en que lo vuelva a hacer. El ritmo creo que me lo he de poner  yo.  Decidí no martirizarme más por mi sedentarismo temporal. Mis planes maléficos de humo y desaparición algún día tendrán lugar. Tiempo al tiempo…
Si me preguntas dónde está el cambio de mentalidad respecto a  mis planes de marchar a descubrir mi satisfacción y mi desarrollo personal… si me lo preguntas… Te diré que ahora tendré menos miedo en coger el siguiente Tren en Marcha. Sólo me hace falta pensar en Fray Gael y sus enseñanzas.
La máquina frota los adoquines atemporales del piso  Antiguo. Como limpiando las pruebas. No sé lo que pensarás ahora. Estás sólo a pocos cientos de metros. Y tu piel ha estado hace nada a escasos cero centímetros de mi pituiratia. Esa piel que de cerca siempre me sorprende y me marea. No hay palabras…
Qué hacer, qué hacer? Te perguntas.
NADA
No puedes hacer nada. Ser tú mismo, seguir tu camino y agarrarte a ella en cuanto puedas.
Salta explosivamente de una ciudad a otra. Las más veces es distante pero otras te suplica cariño a través de la pantalla. Ese odioso recuadro blanco con Smiles.
Y dejar arrastrar los codos contra el suelo. Espantarte y disfrutar del sonido. La piel se desprende.  No sueltas. La carne se desprende. No sueltas, no sueltas, no sueltas, no cabe “soltar”. Y cuando el dolor pasa el umbral de lo percibible, y ya nisiquiera sientes la tensión... bailas. Bailas. Mi bebé, baila! Baila en el útero materno. Cómo soy capaz de ser  feliz cuando me despierto en medio del desierto sin rastro de la soga  a la que me agarraba? Aunque en realidad sólo estás a pocos cientos de metros…
Quién no escapa cuando tiene miedo?