18 nov 2010

Muerte en la Ciudad de la muerte. Capítulo II

El inicio de un sábado cualquiera

“Hay dos clases de personas, las que, en una situación de repentino y espantoso ridículo, se quedan paralizadas; y las que reaccionan valientemente a la velocidad del rayo”



Poli era camarero en la cafetería de la facultad de Biología. Cuando le preguntaban cuánto tiempo llevaba trabajando ahí decía que "toda la puta vida", aunque tenía 28 años. De estatura normal mas bien bajo, medio calvo ya, de mirada mustia, y le faltaba medio índice izquierdo; con lo que se ganó cierta fama jocosa entre los estudiantes en todos aquellos años y el mote de Nueveymedio.
Digamos que no era una persona demasiado extrovertida. Su vida se reducía a levantarse temprano, ducha, a la calle, Mp3, autobús, facultad, café, jornada y para casa; porro, TV y a la cama. Los fines de semana eran su perdición.  No es que se tomara esos días con especial ilusión, pero una vez entrado en materia alcohólica se transformaba cual licántropo y destruía y gastaba todo lo que construía y ahorraba en su vida semanal.

Poli salió de casa, “cagao, meao, pajeao y duchao” como diría el Kajetilla, con su chupa North Cape,  vaqueros, zapatillas de skate y una cadena que le colgaba en el pantalón como toque macarra. Su estilo, su uniforme de batalla, con el que se sentía cómodo. Como era de costumbre, paró en el Orbayu a tomar la “chispa” para ponerse un poco a tono, quitarse el nerviosismo y hablar con su querido barman Nicanor.
-Hombre, Polisario! (Nicanor no tenía ni puta idea de lo que era el Frente Polisario), ¿sales hoy? ¿mojaremos el pincelín? Ja ja ja, si no ¿habrá d´ir a putes o qué?
-Quitaaa, quita p´aya Nica, que hoy tengo la suerte de mi lado. Hoy es mi cumpleaños.
-Felicidades, chaval, ¿qué tal la treintena ho?
-Joder, tengo 28 tío, no me hundas
-¿Te pongo un vozka redbull?¿ y qué vas a hacer, lo celebras o algo?
-Nah, quedo con la gente y habrá que pillar algo de fariña o lo que se tercie.
-¡Ostia, planazo! Ja j aja Yo en mi cumpleaños llamo a Wendolin y me trae una tarta y todo.
Se acerca a Poli y le dice en voz baja –está un poco gorda pero se pone encima, empieza a cantar algo en bereber mientras se mueve y al final se lo traga tío, me pone loco la Wendolin. Tienes que llamarla un día.
-Ya me lo dijiste mil veces tío, pero ya sabes que me da nosequé. Además, hoy triunfo, ya verás.
-Tu hazles el truco de la lagartija. ¿No sabes cual es? Mira, primero, contacto visual, trabaja el contacto visual. Da igual si la que te mira no es la que te gusta, tú ataca a la que cruce tu mirada contigo. Vas p´alla, “hola-qué-tal-me-gusta-tu-vestido-quieres-una-copa”, lo de siempre, y ahora viene lo bueno: Le dices que vaya pestañas más largas que tiene, le preguntas si son postizas y te dirá que no. Toda mujer esta dispuesta a demostrar que tal o cual parte de su cuerpo es natural (en el caso de que lo sea), puede llevar dos kilos de pote o unas tetas falsas, pero si algo es natural es capaz de estrangular por demostrarlo . En este punto ya la tenemos ahí en la pomada. Entonces haces la jugada maestra, atención: Le dices que cierre los ojos para ver mejor si las pestañas son naturales, y cuando los cierre le metes el morro. Así de fácil. Es un método eficaz, más que por el grado de seducción por la rapidez. Porque puedes repetirlo varias veces en un periodo corto de tiempo, y no hace falta que invites a una copa siempre a la víctima. Si no a una es a otra. Pim, pam, pim, pam, y mojas fijo. Vete a por una más bien fea que las guapas se las saben todas.
-Joder, pues parece buena esa táctica.  Qué grande eres. Pero no se yo.
-Te conté alguna vez la táctica del Kajuna? El colega mío este cuponero. Se ponía en la entrada de los baños y a absolutamente todas las chicas que pasaban simplemente les decía “¿Hola, follas?” ¿y tú qué crees que pasaba?. ¡Que triunfaba como la Coca cola! Tú date cuenta, es todo estadística. Si le ofreces follar a diez, es probable que ninguna quiera, ¿pero a cien?, ¿a doscientas?, en una discoteca cada diez minutos pongamos que van… cuántas, ¿diez?, ¿veinte chicas?, pues mira…
-Vale, vale, lo pillo, pero que no estoy tan desesperado joder. Toma, cobra, que me esperan. Venga taluego.
-Avanti popolooo bandera rossa…- le cantaba Nicanor mientras hacía sonriente el saludo fascista.
“Este Nicanor es la ostia, feliz, con sus clientes, se folla a Wendolin los lunes, no se estresa lo más mínimo…  Bueno, hoy puede ser un buen día para ligar. Hoy tengo el guapo subido jeje, hoy ligo, coño. Me acerco a la chati en cuestión, le invito a una fila y por mis muertos que le echo huevos y le meto el morro ahí en el baño. No me falles Sargento, no me falles."
Siguió fantaseando con eso hasta que llegó a la terraza del Bar Castillo donde había quedado con la gente. Todos los viernes y sábados quedaba allí el mismo grupo de amigos. Poli no salía siempre con ellos porque acababan todos la noche ligando o marchando en parejitas para casa. Últimamente iba más con los colegas del curro a echar un póker y emborracharse en casa. Pero hoy sería distinto porque todo el mundo sabría que era su cumpleaños. Tampoco esperaba a mucha gente, le haría ilusión reunir a los “míticos” de siempre y acabar como perras hasta las tantas (siempre que no se diera el improbable caso de pillar cacho con alguna)
Cuando dobló la esquina y encaró la terraza del bar casi le da un infarto. Resulta que habían venido las amigas vascas de Laisil, que eran cinco unidades de diosa. Al aparecer, el grupo se volvió a mirarle y con él la gente de las demás mesas. Esos metros en los que todavía no procede el saludo pero que ya hay contacto visual suficiente durante unos larguísimos instantes vinieron tornándose un pequeño infierno.
“Joder con las colegas de Laisil, pero qué buenas están. Y toda la peña mirando. Fijo que camino raro, encorvao como siempre. Pero si me estiro ahora mismo voy a parecer gilipollas, mejor me preocupo de no tropezar. No tenía que haberme fumao ese porro, que ahora estoy acojonao. Bueno, tranquilo, Sargento. Qué va a ser esto. Aquí controlamos la situación, un “qué pasa chavales” y ya rompo el hielo. Ay Dios qué pedazo de hembras se trae la otra, y el Félix, Koni y Kajetilla ahí mas felices que la ostia con ellas. Bueno allá voy…”
-¡Qué pasa peñ…!
En ese instante Poli notó un golpe muy extraño en la cabeza, como si un amigo te azota jugando con una pieza de espuma de embalaje de un objeto frágil. Pero era un golpe muy,muy extraño que le giró la cabeza ligeramente hacia abajo. Durante ese periodo ínfimo de tiempo a Poli le pasaron decenas de hipótesis con sus respectivas consecuencias por su imaginación. Y en cuanto levantó la cabeza se vió rodeado de una nube de unas partículas que resultaron ser… ¡plumas! . Cientos de pequeñas plumas y polvo bailaban a su alrededor. Y una paloma hecha una verdadera mierda daba vueltas sobre sí misma arrastrándose penosamente en el suelo, tratando de recobrar la estabilidad. Durante un instante nuestro hombre sintió una gran empatía con la paloma de los cojones. Luego se dio cuenta de la situación en la que se encontraba, forjando uno de los más antológicos ridículos del Sargento Polilla.
La sensación de vergüenza hace reaccionar a las personas de distinta manera, unas se quedan paralizadas, y otras reaccionan a la rapidez del rayo. Poli era un experto y enseguida se puso a sacudirse la North cape y a hacer exclamaciones a un nivel lo más acorde posible a su situación.

-¡Joder, flipa con la puta paloma! ¿Visteis?

...


Por eso aquel domingo se despertó como quien se despierta de burlar la muerte en un estado de coma, y apenas alcanzar la consciencia se arrepiente de haberlo hecho y quiere morir otra vez. El hemisferio izquierdo del cerebro se retorcía de dolor recordándole los efectos secundarios de la cocaína. La náusea humana se arrastró como pudo al baño, echó un trago del grifo y las grietas del interior de su boca se lo agradecieron. Cuando llegó al retrete no sabía si sentarse para lo que fuera menester o apoyarse a cuatro patas para vomitar. Una vez librado de sus necesidades naturales y necesarias, volvió a tumbarse en la cama esperando que los tejidos de su cuerpo volveran a un estado más equilibrado y menos doloroso.

Se incorporó al rato fastidiado por no ser capaz de dormir más. Eran las cinco de la tarde y lo bueno era que tenía una tarde entera para hacer el vago y remolonear en calzoncillos y manta como un rey. Un domingo de silencio, de no hablar con nadie y disfrutar de la tranquilidad. Pidió por internet una hamburguesa y nuggets a domicilio. El repartidor era amigo de Poli y siempre le preparaba las raciones más grandes o le traía la bebida gratis. Cuando terminó de hacer el pedido echó un vistazo a toda la ropa que tenía tirada por la habitación para ver si encontraba los pantalones del día anterior y coger la cartera. En el interior de esta, había 30 euros (cosa mala, porque significaba que había ido al cajero la noche anterior), y un papelito varias veces plegado en el que había algo escrito a boli... Al leerlo el esomago hizo un Mc Twist y lacabeza le empezó a palpitar fuertemente.

- Ostia puta. Es verdad, que ayer... vaya entamada Dios mío.
                                                                       ...continuará.
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3 comentarios:

  1. como ves mezclo personajes y situaciones de mi vida cotidiana. Es difícil hacer que el personaje no sea como uno mismo. La verdad que no tengo ni puta idea de cómo seguir, pero si no empezaba de una vez no empezaba nunca. No sé si ir presentando más personajes de la misma manera y que converjan todos en un punto de la historia yluego seguir. O si el argumento sea un pitote de la virgen surrealista,o algo más cotidiano que sea igualmente entretenido.
    me alegro que te guste hombre

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  2. sigueeeeeeeeloooooooo que ya llevas un año por dios!

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