Relatos cargados de frustraciones, unas veces con más humor y otras con ninguno.
14 oct 2010
Pericardio
Después de todo lo vivido contigo, después de quererte, de sentirme querido, de traicionarte, de sentirme traicionado. Reúno fuerzas para cerrar tu entrada al pericardio. Y lo hago, pero no por mucho tiempo. Apareces con una sonrisa de como si nada hubera pasado. De no acordarse de nada. Los enfados, para tí, simplemente pasan. Vienen y van. Mas que perdonarse se olvidan. Y ahí estoy yo de nuevo dejando que atravieses mi pericardio, pero lo haces como con indiferencia, como quien juega a romper pompas de jabón en un parque. Como el operario que le mete una barra de metro por el culo a los cadáveres (o todavía no)de cerdo colgando en cadena en un matadero. Entras y sales como el niño que entra correteando en la casa del vecino anciano a jugar, un anciano que ya no tiene familia, y le ofrece caramelos e historias.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario